miércoles, 13 de enero de 2010

De huevos y piedras.



Os presentaré a los huevos;



Los huevos de esta entrada se cuentan a montones, son todos parejos y todos llevan un par de distintivos; uno común en la parte superior, por su condición de huevo, y otro en función de su denominación. Los huevos siempre caminan juntos, se ayudan entre sí y se pintan bocas sonrientes para que quienes les vean no duden de su humanidad y simpatía.

Hay huevos de distintos tamaños en función de su jerarquía y los pequeños cuidan de los grandes, los grandes de los pequeños y así se pasan la vida sin hacer ni el huevo, pero eso sí, jamás les veras sin esa sonrisa pintada. ¡Qué paz! ¡Qué tranquilidad! Es hermoso verles tan limpios todos juntos. Quedan para jugar y entretener al populacho a cambio se aseguran buenas incubadoras.

De vez en cuando algún huevo tiene algún escape y se pudre, nadie sabe como, de vez en cuando en la comunidad de los huevos entra una especie de virus que los descompone. El hedor de los días posteriores es insoportable pero van rápidamente, tan rápidos que olvidan quitarse la sonrisa maquillada a limpiar toda la zona o precintarla para, una vez pasado el tiempo, volver a holgazanear por ahí. No sé si el virus se llama acojone. El virus acojone se provoca por unas páginas de papel impresas que de vez en cuando caen por ahí o por la alergia que sufren a los trajes de los miembros de la sección oficial de inspección y seguridad de incubadoras cuando entran a registrar algunos de sus artefactos.

Los huevos, que campean libres y confiados la mayor parte del tiempo, fruto de años de trabajo, aguantando huevos de otro huevo sin preguntar, para poder dedicarse a vivir engordando calentitos, tienen de vez en cuando la visita terrorífica de la Garza. El ave picotea encarnizadamente a los huevos gordos, a más gordo mejor y entonces tienen que recomponer la jerarquía.

En fin, cosas que le pasan a los huevos, así son ellos y no se preocupan mucho, se miran, se ven redondos, todos iguales, todos salidos del mismo ojete y todos contentos.

Ah se me olvidaba, los huevos tienen un odio enfermizo por las piedras, siempre que encuentran alguna, entre todos la entierran, pueden rayarse su pulido esmalte o ¡Dios no quiera! Partirse.

Los huevos jamás mostrarán lo que llevan dentro, decidieron quedarse en la condición oval por pura supervivencia. Si uno de los huevos se quebrara y saliera lo que lleva dentro la atmósfera lo desintegraría y no se volvería a saber de él.

A veces los papeles impresos que caen a ese mundohuevon y la Garza se llevan algunos para no volver pero las piedras son más preocupantes, en un descuido podrían dar con una que no hubieran enterrado bien o apartado a la periferia de su mundo, rayarse, quebrarse y desaparecer para siempre.

Así que la vida de los huevos es verdaderamente simple, intentar que no te pille la Garza, que no caiga un papel por donde te manejas, que no te vengan a mirar la incubadora y dar buena cuenta de las piedras entre todos y luego a vivir.

Y ahora os hablaré de las piedras;

Las piedras prácticamente se mueven poco, son duras y testarudas, se parecen a los huevos porque también son redonditas y no soportan ver como los huevos holgazanes se olvidan de que su misión es soltar el polluelo que llevan dentro y ofrecerlo al mundo y no vivir como huevos huevones. Algunas de las piedras ya prácticamente han abandonado cualquier esperanza de salvar a los pollitos, las han enterrado tantas veces los huevos, todos contra una, la victoria era complicada.

Las piedras son autosuficientes, no les afecta el frío y se desenvuelven tan bien en la superficie como bajo tierra.Tienen mucho tiempo para pensar.

Debido a la reducida movilidad y desgana de asomarse a la superficie o volver de la periferia para ver a los huevos decir y hacer tonterías cada vez más absurdas, casi prefirieron quedarse en su sitio y prácticamente ya ni se comunicaban unas con otras mientras escuchaban los botes de los obesos huevos siempre festejando algo.

Las piedras conocen cada disputa, que también las han tenido, de los huevos y los acuerdos a los que han llegado para repartirse las incubadoras y el número de huevos pequeños que le corresponde hacer corte a cada huevo mediano, y éstos a los grandes. No se han perdido una sola disputa y saben de todas sus miserias.

Las piedras no quieren ser huevos pero ansían, siempre fue así, que los polluelos y luego pájaros las picoteen, las muevan, hagan nidos con ellas, rebusquen bajo su parte inferior en busca de gusanos, en fin, pretenden que el ciclo de la vida sea como debe ser. De hecho se ha escuchado algún caso en que los huevos le han dicho a los cazadores de pollitos que les parece bien que los maten.

La situación es la siguiente;

En esta calma chicha que viene prolongándose en el territorio no ha salido ni un solo pajarito y las piedras están que trinan. Pudiera ser que hayan empezado a comunicarse -recordad que en esta historia todo el mundo tiene movilidad, los huevos más- y no sé sabe si se reunirán bajo tierra para comentar esto o aquello.

Algunas por su cuenta han empezado a dañar esmaltes, a acercarse poco a poco de la periferia y los huevos andan algo revueltos, pero son confiados, manejan la superficie y ellos deciden, o mejor dicho, han decidido ya que la situación se queda como está los próximos dos años y si todo sale bien podrán comprar mejores incubadoras y pagar a otros, los prisas (auténticas balas) para que hagan buenas zanjas que entierren a las piedras tan profundo que se le quiten las ganas de tener que escarbar de nuevo a la superficie.

Parece que hay que más huevos que piedras, a ver que mire, sí muchos más porque invitaron a primos del corrales rubacabra y otros que simplemente eran colegas. Asunto complicado.

¿Asunto complicado?

¿Qué batalla puede plantar un puñado de huevos al ataque de una piedra?

Si alguna vez en el Partido Popular, las piedras, las gentes íntegras, los que no tienen fisuras y son rígidas y compactas, que aguantan el frío y el calor (el desprecio y la sonrisa falsa) que se han mantenido en su sitio viendo la podredumbre de los huevones y pelotones, ociosos pegados al sol que más calienta y que han llegado a dar situaciones nauseabundas al rajarse, se deciden a lanzarse contra los huevos….

¿VERDADERAMENTE ALGUIEN CREE QUE GANARÍAN LOS HUEVOS?

COMO PIEDRAS CONTRA HUEVOS

Las piedras deben vigilar que quien pretenda ser huevo cumpla su misión.


Un abrazo.

¿Se me ha ido un poco la pelota no? Fruto de que me he desvelado y me duele mucho el estómago. Espero que os guste y si no zurrarme bien.

3 comentarios:

carmen palomo dijo...

Me ha gustado , yo tb estoy desvelada, y tengo que decirte que el texto despierta la imaginacion(parece un cuento, al principio) y despierta la critica o autocritica.Se puede aplicar a la politica y a mas ámbitos de la vida. q te mejores fran!bss

JESUS ARANDA dijo...

veo que has cenado huevos y que tu cama esta dura como una piedra......ese fran, un fuerte abrazo

David Gerbolés Pérez dijo...

Tú escrito despierta la imaginación y es fácilmente aplicable a otro ámbitos de la vida.

Saludos.