martes, 17 de agosto de 2010

Así está el Paseo Antonio Banderas. Sindicato de la ceja y mierda en el agua.

Me gusta caminar por el paseo marítimo cercano a la malagueña casa de mis padres. Es relajante y puedes tomar un café americano mirando hacia el mar. El caminante encuentra un encantador lugar para pensar, si es eso lo que busca, disfrutar de la brisa del mar y saborear el aroma de un buen café.

Mientras me acercaba a mi visita cotidiana me fui encontrado la copia barata del "Bulevar de la Fama" a modo de pequeñas esculturas con moldes de manos de artistas premiados en las distintas ediciones del Festival de Cine de Málaga.

Lo primero que me llamó la atención fue la ausencia de numeración romana para indicar el número de la edición de los festivales. Atendiendo  a la capacidad intelectual de algunos miembros de la corporación municipal no me extrañó sobremanera, pero bueno, ahí queda el detalle.

Nombres como el de Rosa María Sardá o Juan Diego presiden las esculturas. Ni quise, ni vi ninguna más pero supongo que el paseo estará plagado de nombres de la ceja. Recordé la negativa del ayuntamiento a que Derecho a Vivir colocara una mesa de firmas en días de festival. Supuse que se debió a una cacicada ilegal de manos del gobierno local para no enmarañar el correcto desarrollo de la ceremonia de peloteo popular para aquellos que no dudan un segundo en sacarles los ojos cada vez que tienen ocasión.

Es normal, en un ayuntamiento que cuenta con más de un concejal con serios problemas de inteligencia y una cultura que brilla por su ausencia - no hablemos ya de curriculums, sería perder el tiempo- y donde encontramos a dirigentes que se catalogan como socialdemócratas ver esta actitud.

Llevémonos bien con las asociaciones que nos hacen un roto cada vez que pueden, hagamos monolitos a quienes con sus declaraciones pretenden que no nos vote nadie en este país. Gastemos el dinero de los malagueños en dar alas y publicidad a miserables morales y hagamos también que la gente, al pasear, pueda ver sus nombres.

Ver esas piedras, esas huellas, a mí, sólo me hacen pensar en la necesidad de cambio del PP malagueño, el "Todos Fuera" que tan gustosamente capitanearía. Argumentos no me faltan.

El ayuntamiento popular de Málaga cede lugares preferentes y ampliamente concurridos a personas que no permanecen jamás al margen si la batalla consiste en eliminar totalitariamente al PP del rincón más pequeño de España. La estrategia de darles ese reconocimiento es idiota. Idiota es el que hace idioteces en la lógica de Gump.

En otro orden de cosas, la playa está que da asco, sucia a más no poder. Así, entre homenajes a rojales enemigos declarados de la libertad de este país y mierda a espuertas en las aguas se consigue hacer de un lugar para el recreo, la distensión y el confort una milla digna de protesta ciudadana.

Los malagueños, supongo yo, que votan al PP, ni querrían ver las menciones a Juan Diego y Sardá, ni les gusta bañarse entre mierda. Alguien debería preocuparse de ello.

¿Quiénes son Juan Diego y Rosa María Sardá para quedar para los restos en un paseo que debería ser orgullo de la ciudad?

Señas de identidad de un gobierno local de disparate y pandereta. Sellos de la idiocia.

Yo propondría a otras personas que seguro tienen que ver más con Málaga y de lejos harían mejor compañia al paseante. Los nombres de lugares para admirar deberían corresponder el elogio y no provocar vómitos, para eso ya está la orilla de la playa de La Misericordia.

No hace falta que la corporación municipal nos digan quienes son, hablan por ellos sus pareceres.

Saludos a todos.